“El desembarco”
Escribe: Omar Eduardo Alonso
La vida nocturna de Tres Arroyos en todas sus variantes, daría para escribir mucho más que un libro, y seguramente no se agotarían las anécdotas que podrían mencionarse. De las buenas y de las malas. Desde piringundines hasta clubes nocturnos que otrora marcaran el pulso de lo prohibido en Tres Arroyos hasta transformarla en la ciudad del pecado, hasta las más modernas discotecas y los hoteles alojamiento.
Lo cierto es que, en esos lugares, se escribieron muchas páginas de la historia misma, de igual manera que se forjaron muchas situaciones personales, a veces definidas entre las sábanas. Pero no hay dudas que muchos de los locales de encuentros dejaron huellas y marcaron épocas. Quedaron en la memoria de la mayoría de los tresarroyenses, y en algunos casos de quienes ocasionalmente visitaron la ciudad y vivieron aspectos y lugares de nuestra vida nocturna. Como es el caso de Rolo Villar, un locutor y humorista que participa actualmente en el segmento matutino de Radio Mitre que según Ibope es el más escuchado del país.
Los lentos
En ese mismo programa periodístico también tiene un segmento especial el médico Alberto Cormillot, quien además de contar cuestiones específicas de su profesión, en determinado momento propuso e impuso un breve tramo del programa para recordar los temas musicales lentos de todos los tiempos. Se lo denominó “el desembarco”, pues se asocia a esos temas lentos con las posibilidades de facilitar las relaciones amorosas de mujeres y hombres.
Desarrollado con humor y hasta con segundas intenciones verbales, ese segmento ha quedado instalado con exitoso desarrollo dando lugar a recuerdos de oyentes, incluyendo algunas figuras “famosas” que proponen temas y a veces explicitan lo que generaron en algún momento de sus vidas.
Rolo
El reciente lunes 19, a las 7,10, en ese espacio radial Rolo Villar recordó discotecas de Tres Arroyos que había visitado. Nativo de la pequeña población Los Pinos, en el distrito de Balcarce, el humorista mencionó a Sayonara, el Múnich, Askimai y Juan Tenorio.
Claramente no era una intervención con el objeto de hacer una enumeración completa, por otra parte compleja y extensa aún para quienes hemos vivido algunos aspectos de la vida nocturna de Tres Arroyos. Seguramente esos lugares dejaron alguna marca significativa para Villar.
En mi caso ocurre lo mismo, sobre todo con los dos primeros mencionados, que pertenecieron a la familia León.
No fueron los únicos, por cierto, pues han quedado fuera de la mención numerosos lugares que concitaron la participación, a veces exitosa y otras no tanto. En gran cantidad fueron experiencias breves con repercusión momentánea y con destino de inexorable desaparición. En muchos casos se potenciaba la participación relacionando los encuentros con los viajes de egresados, y en algunos haciéndolo con la presencia juvenil en las zonas balnearias, como Claromecó, en verano. Otra cosa eran aquellos lugares de las décadas del 40 o 50, como El Albaicin y otros muchos. Pero esta es una historia que alguna vez contaré.
