A fuego lento
Poco menos de medio siglo después, se abre la posibilidad de que se reglamente la ley de contrato de trabajo en lo relativo al funcionamiento de guarderías infantiles en las empresas.
En 1974 se aprobaba la ley 16986, que fue un avance significativo en materia de legislación laboral y que contemplaba mecanismos novedosos para permitir la preservación de los hijos de los trabajadores.
Entre ellos el funcionamiento de guarderías en las empresas. No en todas, pero se establecían parámetros que luego deberían precisarse a través de una reglamentación que no se produjo en 46 años.
Un trabajo realizado por alumnos de la Universidad Austral reactualizando la cuestión, tuvo acogida favorable y la Corte Suprema de Justicia ha dispuesto obligar al Poder Ejecutivo a formular esa reglamentación en un plazo perentorio.
Este proceso a fuego lento no debe llamar mucho la atención, aunque mueva a la reflexión, si se tiene en cuenta que en 1902 la pionera feminista Gabriela Laperriére de Coni presentó un proyecto de regulación del trabajo femenino.
Contemplaba que en los talleres con más de 50 operarias funcionara una sala de lactancia y guardería de sus hijos hasta dos años.
En 1906 ese proyecto fue tomado por el diputado socialista Alfredo Palacios que lo potenció, llegándose a aprobar aunque con bastantes modificaciones. La oposición se concentró en la Unión Industrial Argentina de aquel tiempo.
Gabriela Laperriére no vería los resultados pues falleció el 8 de enero de 1907. Había nacido en Burdeos, Francia en 1866, se recibió de maestra y se inició en el periodismo.
A fines del siglo 19 se radicó en Buenos Aires y se casó con el médico correntino Emilio Ramón Coni, considerado uno de los más célebres higienistas del país.
En 1902 se afilió al Partido Socialista y rápidamente integró el consejo ejecutivo, transformándose en la primera dirigente política argentina. También incursionó fuertemente en el gremialismo fundando la Unión Gremial Femenina.
Retomando el tema central:
Es un avance considerable lo resuelto recientemente para reglamentar la Ley de Contrato de Trabajo, pero la cuestión permite ser un disparador para recordar algunas situaciones vinculadas sobre todo con las guarderías infantiles de instituciones de nuestro medio. No las de carácter particular.
Y al respecto se podría hablar de algunos avances, como por ejemplo la puesta en funcionamiento de una de ellas por parte de un gremio importante de nuestro medio, en pleno centro de la ciudad.
Pero también recordar las zozobras recurrentes de Frutillitas, superadas con dificultades en su momento, y la desaparición lisa y llana de la histórica guardería de la Liga de Madres de Familia.
Esta entidad fue fundada el 30 de setiembre de 1957 en el ámbito de la parroquia Nuestra Señora del Carmen con el objetivo de apoyar a las familias y especialmente a las madres, contribuyendo a la formación de los niños.
Si bien la atención de la guardería era importante, se potenciaban distintos cursos, como de pre parto; se organizaban ferias y se gestionaba un ropero del recién nacido; poniéndose especial atención en cuestiones de espiritualidad, salud e higiene.
En su sede de Estrada 147 la entidad continúa con sus objetivos fundacionales.
Virgen Niña
Así se llamaba el establecimiento que funcionó durante 37 años en un histórico emplazamiento de la calle Falucho.
Originalmente fue instalada en una vivienda cedida para tal fin por la familia de Miguel Guisasola, en la avenida Moreno.
Trasladó luego su sede a Balcarce 370 para ubicarse finalmente en la calle consignada al principio.
Los servicios y asistencias que se gestaban en su seno abarcaban una atención diaria de 12 horas continuadas y en sus mejores momentos atendía unos 40 infantes de ambos sexos entre edades de 40 días a 6 años
El 2 de setiembre de 2013 se conocía la comunicación oficial de la Comisión Arquidiocesana de la Liga de Madres de Familia de Bahía Blanca, de la que dependía una filial local, anunciando el cierre del establecimiento por razones económicas.
Por entonces una veintena de niños eran cuidados y preservados durante el tiempo que sus padres debían cumplir con sus compromisos laborales.
Al momento del cierre, era titular de la Liga de Madres de Familia de Tres Arroyos Gloria Errea quien por entonces reconoció que se venía arrastrando un problema económico importante y crónico.
Relataba que la institución se abocó a propiciar y organizar distintos mecanismos recaudatorios a instancias de un pedido desde la estructura eclesiástica de Bahía Blanca.
Se fueron cancelando algunos compromisos pendientes pero se desencadenaron algunos reclamos por atrasos vinculados con los derechos del personal, y hasta hubo recursos legales interpuestos.
Ante la situación la Liga Arquidiocesana Central, con asiento en Buenos Aires, propietaria del inmueble, dispuso la venta del mismo para cancelar todos los compromisos pendientes.
En ese viejo edificio se habían hecho arreglos, mejoras y mantenimiento general. Se habían recibido algunas donaciones importantes y hasta un préstamo gestionado para equilibrar la situación.
Incluso se había organizado una suerte de comisión de padres que colaboró en muchos aspectos.
Pero todo fue insuficiente y se adoptó una drástica decisión que puso punto final a una rica historia de prestación de un servicio altamente reconocido y valorado por la comunidad.
Una frustración que provocó un fuerte impacto.
El inmueble fue efectivamente vendido.
Frutillitas
La Asociación Amigos del Menor y la familia de Tres Arroyos tuvo su lanzamiento el 20 de noviembre de 1987 cuando asume el padrinazgo del primer pequeño hogar que el gobierno municipal creó en la ciudad.
Sucesivamente se ponen en marcha otros dos establecimientos y se comienza a trabajar con familias sustitutas.
Pero retornando al tema de los jardines que me ocupa en este espacio, debe recordarse que en 1991 se pone en marcha el primer jardín maternal, Frutillitas uno.
En 1992 se compra una propiedad para instalar un segundo Frutillitas, adecuando las instalaciones según el programa provincial vigente.
En 1993 la Asociación adquirió el viejo edificio de Güemes y Libertad donde funcionaba el primer jardín maternal, a los efectos de realizar ampliaciones para mejorar la atención y cubrir la fuerte demanda existente.
Largo sería historiar la serie de dificultades atravesadas hasta el punto que se llegó a pensar en la posibilidad cierta del cierre de estos jardines.
Esos avatares económicos se fueron resolviendo no sin esfuerzos e incertidumbres.
Incluso debió afrontarse el saqueo del comedor del jardín Frutillitas 2, en octubre de 2009, cuando desconocidos se llevaron alimentos para racionar la comida de 125 asistentes por dos meses, además de elementos de pedagogía.
Por Omar Alonso
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