Emociones y excesos alimentarios
Las emociones y los excesos alimentarios están estrechamente relacionados, y comprender cómo nuestras emociones influyen en lo que comemos puede ser clave para una relación más saludable con la comida. Los problemas son como las olas del mar, a veces los podés saltar, otras te tenes que hundir en ellos para abordarlos desde abajo y hay momentos en que es imposible ser revolcados.
Ciertas emociones y sentimientos, como el enojo, la angustia, el miedo, la ansiedad y el estrés pueden llevarnos a tener una sensación de aumento del apetito, a picar entre comidas, a consumir alimentos que tienen excesiva cantidad de grasas, o a darnos atracones con un sentimiento de malestar que incrementará a su vez la tensión, creándose un “círculo vicioso”, que al igual que las olas va a repetir su recorrido cada vez que se inicie. El estrés desencadena la liberación de cortisol, una hormona que puede aumentar el apetito y antojos, especialmente por alimentos ricos en azúcar y grasa. Comer estos alimentos puede liberar dopamina, hormona que produce placer, reforzando el comportamiento de comer en respuesta al estrés.
Muchas personas que tienen problemas con su peso comparten una misma característica; la dificultad para identificar las propias emociones en relación a la comida y cómo estas pueden conducirlos en forma directa al acto de comer automáticamente, sin un pensamiento que interceda.
Lograr un equilibrio entre la alimentación y las emociones suele requerir tiempo, autoconocimiento y ayuda de un profesional de la salud. ¡Hay muchas estrategias de trabajo interdisciplinario, que dan resultados duraderos!
Carolina Tedesco
Lic. en Nutrición MP6764 / Comunicadora
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