Publicidades centenarias Escribe: Omar Eduardo Alonso

18 mayo, 2024

Publicidades centenarias Escribe: Omar Eduardo Alonso

Invito a los lectores a repasar con algún detenimiento los avisos que acompañan esta crónica, todos publicados hacia fines de la década de 1920 o principios de la siguiente.

Seguramente podrá concluirse que los mensajes publicitarios apuntaban fundamentalmente a los productores agropecuarios ofreciendo productos y/o servicios diversos para una actividad que crecía de manera considerable.

Generalmente talleres mecánicos eran también representantes de muchas marcas estrechamente vinculadas con las labores del campo.
Cabe consignar que en aquellos tiempos, la mayoría de la maquinaria agrícola era importada aunque ya se comenzaba a generar producción nacional e incluso local.

Con los años, la chatarra que se generaba como consecuencia de la obsolescencia de los implementos extranjeros, se recuperaba para las fundiciones locales, como ocurría con la fábrica Istilart y otras.

Es común mencionar a la famosa cocina económica de Istilart como un emblema de la industria lugareña con expansión a los lugares más lejanos e insólitos de la geografía nacional, pero no puede soslayarse que otras fábricas también producían elementos para cocinar y calefacción.

Se puede apreciar que algunos avisos incluyen apellidos de inmigrantes, especialmente dinamarqueses, y que se deduce que mantenían estrechas relaciones con sus lugares de origen y prestaban servicios de importación diversos.

Se observan marcas como Aermotor, de molinos a viento, pero no puede olvidarse que también se fabricaron aquí y en la localidad de Guanaco, que dio nombre a una marca que tuvo gran expansión en la campiña bonaerense.

Con las apreciaciones precedentes intento contribuir a interpretar avisos que se publicaban hace una centuria, y que permiten repasar diversos aspectos históricos.

Hoy como hace una centuria
En determinado momento el peluquero pasó a ser coiffeur, en una lamentable manía de recurrir a expresiones extranjeras.
Ahora son barberos, según la nueva tendencia y parece una definición más apropiada pero que además se ajusta a definiciones de la actividad que se usaban hace cien años.

Para afirmar el concepto, recurro a una publicación hecha en El Libre del Sur, de Teófilo Gomila, del 16 de agosto de 1891 y que en calidad de aviso decía:
“Barbería y peluquería Italo-Argentina. En la casa de Ludovico Tomasi, frente al puesto de V. Diz-Tres Arroyos.

En este nuevo establecimiento encontrarán mis favorecedores un servicio especial esmerado, tanto para cortar el pelo como cualquier trabajo de peluquero, como ser: trenza, pelucas, trabajos en cuadros, cadenas y otros. El todo hecho a la perfección, para conformar al más exigente.
Como corte de pelo la casa no tiene rival en el pueblo, contando con un oficial especialista.
Se sacan muelas y se aplican sanguijuelas.”


Año 5-Nota 211
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