Raúl Soldi, el maestro que pintó paisajes en un campo de La Tigra

5 junio, 2024

Raúl Soldi, el maestro que pintó paisajes en un campo de La Tigra

Daniel Soldi, hijo del genial artista plástico Raúl Soldi, habló con LU 24 tras cumplirse los 30 años de su fallecimiento y recordó el vínculo con el distrito de Tres Arroyos. “No puedo creer la cantidad de obras que hizo papá, es una maravilla”, aseguró el propietario de un campo en la zona de La Tigra.
Soldi fue reconocido por su habilidad para capturar la esencia humana a través de sus obras, utilizando una paleta de colores vibrantes y expresivas composiciones. Su estilo evolucionó con el tiempo, pasando por el realismo, el surrealismo y llegando a crear un lenguaje visual propio que no se adscribe fácilmente a una corriente artística definida.

Además de su labor como pintor de lienzos y retratos, Raúl Soldi ganó gran reconocimiento por sus murales, particularmente los realizados en espacios públicos y edificios religiosos. Uno de sus trabajos más emblemáticos es la decoración del domo del Teatro Colón de Buenos Aires, realizado en 1966.
Otro proyecto destacado es su intervención en la capilla de Santa Ana, en Glew, provincia de Buenos Aires, donde plasmó una serie de frescos que narran diversas escenas religiosas y cotidianas, desplegando una rica simbología.
La obra de Soldi se ha exhibido en numerosas galerías y museos tanto en Argentina como internacionalmente, y su contribución al arte argentino lo posiciona como una figura clave en el desarrollo de la pintura y el muralismo en el país. Su legado sigue vigente, inspirando a nuevas generaciones de artistas.
Fue escenógrafo de alrededor de cien películas trabajando para Argentina Sono Films. Además, decoraba las vidrieras de Harrod´s.
“Sus obras están en los museos más importantes del mundo, hay dos en el Vaticano, en la Galería Uffizi de Florencia, en Nueva York”, destacó.
“Era muy matero, con mi hermano Diego le subíamos al atelier un poco de fruta y mate para que dejara el cigarrillo”, recordó.
Aficionado al campo, Raúl lo envió a trabajar para aprender a trabajar la tierra. “Era amigo de Leonor Hirsch de Bunge y Born, quien tenía una estancia de 16 mil hectáreas en 25 de Mayo. Hice una experiencia extraordinaria”, aseguró. Posteriormente, decidieron invertir en Tres Arroyos. “Papá me recomendó a “Pepe” Carrera, presidente del Banco Comercial, amante de la cultura, y ahí nació la compra del campo en La Tigra. Voy seguido, los veranos los pasamos allá”, aseguró.
“Ponía el caballete chiquito para hacer algunos paisajes y el viento se lo tiraba, hasta que descubrió un lavadero antiguo. Todas las mañanas iba a pintar ahí e hizo 30 paisajes extraordinarios que se expusieron en Buenos Aires y se vendieron todos”, enfatizó.
“Para él, el amarillo de Napolés era un color dificilísimo y lo buscaba en la época de cosecha de trigo”, añadió.
“Durante un tiempo alquilamos una casa en Claromecó y a él le encantó. Decía que el teatro estaba allá: era el mar”, concluyó.