“Trabajar con cariño” Escribe: Omar Eduardo Alonso

14 junio, 2024

“Trabajar con cariño” Escribe: Omar Eduardo Alonso

El concepto pertenece al señor Héctor Ortiz, recientemente fallecido quien el 30 de marzo del 2013 contó buena parte de su vida y las experiencias atesoradas.
Recordó a una familia de trabajadores, muy humilde, con un padre jornalero en labores del campo y una madre, ama de casa que cuidaba a 7 hijos.
Contaba la forma en que debían cuidarse los escasos recursos y la necesidad de concurrir a la olla popular que se servía en la Municipalidad o a pedir carne que los conservadores distribuían en tiempos de elecciones.
La familia residió en Hipólito Irigoyen al 850 y en French 147, de modo que cumplió con sus estudios primarios en la escuela 15. Fue repitente, sobre todo por comportamiento rebelde y “camorrero”, como él se definía.
A los 14 años comenzó a trabajar en la casa de electricidad de Di Marco, ubicada en pleno centro; luego en un establecimiento de diseño de letreros.
Posteriormente distribuyó panfletos en la vía pública, y en una ocasión casual se cruzó y saludó a Carlos Gardel cuando este dejaba la propaladora de Laplace, donde había cantado, frente a la plaza principal.
Seguidamente ingresó como acomodador y cadete en el cine hasta los 21 años en que se casó con una niña de 14 años que trabajaba en el consultorio de Oriente Calabrese, frente del cine. Sería un matrimonio que se transformó en ejemplo de extensión.
Su suegro, de apellido García, gestionó su ingreso a la fábrica Istilart donde trabajó 14 años en el área de arenado.
Consumado un despido masivo en el establecimiento, se cobró la indemnización con un camión Chevrolet 1929 y con el cual puso en funcionamiento el primer Taxi Flet de Tres Arroyos: “Taxi Flet El Indio”.
Simultáneamente trabajaba de ordenanza en la Escuela Técnica.
Se salvó del servicio militar por número bajo pero se ofreció de voluntario como paracaidista. Efectuadas las pruebas correspondiente no fue aceptado.
Recordaba que su padre era radical, pero él fue peronista desde 1946. Fue consagrado concejal por dos años en 1983 y entre otras cosas recordó su trabajo para poner en marcha una granja educativa para niños, sin lograrlo.
Integró la plantilla original del cuerpo de bomberos voluntarios. En la foto se observa cuando se lo acredita por parte del señor Juan Carlos Pérez, por entonces presidente de la Sociedad.
El matrimonio se estableció en 1955 en Bolívar y Azcuénaga y tuvo dos hijos: Héctor Antonio y Viviana. Luego se establecería en calle Passo.
Fanático del fútbol llegó a jugar en la segunda división de El Nacional, pero debió optar y prefirió dedicarse al trabajo con una “legítima ambición de vivir bien”.
También dirigió una escuelita de fútbol primero en El Nacional y luego en Villa del Parque.
Recordaba que con el Taxi Flet distribuía mercadería de una empresa que hacía los envíos por tren y que cargaba y descargaba sin ayuda.
Héctor Ortiz fue protagonista de una rica historia personal, matizada por episodios marcados por su tendencia a decir lo que pensaba sin medir las consecuencias.

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