Un deseo llamado Tranvía – Escribe: Omar Eduardo Alonso

2 marzo, 2024

Un deseo llamado Tranvía – Escribe: Omar Eduardo Alonso

No. El título no es un error.
Lo aclaro porque el lector puede pensar que en esta crónica me voy a referir a la obra de teatro de Tennessee Williams y que dio lugar a la película llamada “Un tranvía llamado Deseo” que se rodó en 1951.
Dicho filme fue considerado cultural, histórico y estéticamente significativo, obtuvo muchos premios y es considerada como la mejor actuación de Marlon Brando.
La intención de esta nota es bastante más prosaica, aunque refiere a las grandes expectativas que generaba el crecimiento de Tres Arroyos hacia principios de la década del 900.
De la misma manera reflejar algunos de los proyectos al parecer desmesurados y que han pasado al olvido.
En este caso la instalación de una línea de tranvías en Tres Arroyos.
Antes de ello es bueno recordar que en 1870 y con el lema “el tiempo es oro”, Federico Lacroze lograba el permiso para la instalación de una línea en Buenos Aires.
Al parecer ya funcionaba algún servicio de ese tipo, pero se toma esa fecha en que se oficializaba el permiso correspondiente.
En Tres Arroyos
Un vecino radicado en la Capital Federal, Antonio A. Delfino presentó en octubre de 1902 en la Municipalidad local, un pedido de autorización para la instalación de una línea de tranvías.
Planteaba que “por sus condiciones de instalación y zona de recorrido, ofrezca al vecindario de Tres Arroyos las ventajas que importa este progreso, satisfaciendo una necesidad que se impone para el más pronto desarrollo de su cuantiosa riqueza”.
El proyecto contemplaba que el servicio pudiera prestarse con tracción a sangre, eléctrica o a vapor, según conviniera en el desarrollo del proyecto y en función de las necesidades de movimiento de la población y o cargas.
El recorrido se trazaba por las calles principales, en acuerdo con las autoridades municipales y partiendo de la estación del ferrocarril.
Desde el municipio se proponía un ramal que sería prolongado especialmente con rumbo a Necochea “a fin de ligar el movimiento de los productos con el puerto de ese pueblo”.
Proponía que la línea se instalaría por los caminos generales, vecinales o municipales salvo que conviniera a los intereses de la empresa hacerlo por entre propiedades particulares.
Se estipulaba que tendrían pase libre en toda la línea el Intendente, los integrantes de la corporación municipal, secretario e inspectores, como así también funcionarios policiales y del Correo.
El proyecto no prosperó, pero ciertamente parece que la idea excedía lo estrictamente urbano, pues se pensaba llegar hasta Necochea.
En alguna futura crónica haré referencia al utópico proyecto de construir un puerto en Tres Arroyos.

Año 4-Nota 199
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