Un ser privilegiado Escribe: Omar Eduardo Alonso

6 julio, 2024

Un ser privilegiado Escribe: Omar Eduardo Alonso

Era monegasco de origen. Integró una familia de extensa y prestigiosa trayectoria en especialidades de la hotelería y la gastronomía. Fue un sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial y participó en combates en el norte de Africa cuando operaba allí el mariscal Erwin Rommel.
En Tres Arroyos dejó una huella en su especialidad y en abril de 1996 contó sus “Vivencias”, en un programa de esta emisora. Material este que ha sido celosamente preservado por su hija quien me lo ha confiado como base para la elaboración de esta crónica.

Me estoy refiriendo al señor Aldo Henri Silvio Negro, quien había nacido en el Principado de Mónaco el 28 de diciembre de 1922, hijo de Quinto Jean, quien ya tenía una trayectoria considerable en materia gastronómica, y Rosette Gallizio, ciudadana francesa.
Quinto Negro emigró a la Argentina dedicándose a sus especialidades gastronómicas lo que le permitió consolidar una holgada posición económica.

Pasaron 25 años. Integrantes de la familia debieron atravesar situaciones muy comprometidas al estar involucrados en el proceso de la guerra y sometidos a la voluntad del régimen nazi.
Superada la conflagración bélica, resolvió buscar a sus hijos para que también se establecieran en nuestro país.
De tal modo, el padre y dos de sus hijos Aldo y Hugo se radicarían en Tres Arroyos poniéndose al frente del Hotel Tres Arroyos.

Aldo, el relator de sus vivencias, formó familia con Josefina Ongarini, y ambos tuvieron dos hijos: Rosa María y Enrique Carlos.
El relato
Aldo Negro contó en un programa radial buena parte de su historia personal y laboral, en entrevista de poco más de una hora.
Recordó que para ser considerado monegasco debía contarse con antecedentes de 7 generaciones, requisito que tenía un primo suyo que era groupier en el Gran Casino y que fue quien le facilitó su ingreso como mensajero en el Hotel de París.

Tenía 13 años y era el empleado más joven de una plantilla de 487 personas.
El dato sobre la vacante se había obtenido a través de un programa de un canal argentino de televisión que relevaba las bondades hoteleras de la Costa Azul.
El Hotel Paris era desbordante de lujos y para poder aspirar a atender el comedor debía primero tener experiencia en la cocina.

En esta funcionaba una denominada “brigada”, de 70 cocineros que atendían distintas especialidades, mientras que la sección pastelería contaba con 25 encargados.
Fue así que fue puesto a cargo de la atención de la comida para el personal del establecimiento, unas 150 personas.

La soirée de gala
Antes de la guerra se desarrollan allí encuentros de la alta aristocracia mundial, en un inmueble aledaño que se accedía a través de un túnel.
Era la época de oro, luego desbaratada por el proceso de la guerra.

Tuvo la ocasión de conocer a personalidades de las más variadas de la realeza mundial y artistas de renombre como Maurice Chevallier, Jean Gabin, empresarios encumbrados y hermosas mujeres.
Como descendiente de padre italiano, fue incorporado a los cuadros militares cuando estalló la guerra en Europa, ocasión que lo llevó a cursar en la localidad de Civitavecchia la especialidad de paracaidismo.

Como voluntario integró una división que participó en la batalla de Tobruk, en Africa, bajo el mando del mariscal Rommel. Por entonces tenía 20 años.
Su batallón resultó totalmente destruido en El Alamein.

Un hermano suyo pereció en la confrontación bélica mientras que los bienes familiares en Italia fueron casi totalmente destruidos.
Su madre tenía destino de campo de concentración, salvada casualmente en virtud de la gastronomía.
Un hermano de esta, tío de Aldo, estaba a cargo del comedor del Hotel Paris y hablaba 7 idiomas, incluyendo el alemán.
En ese contexto conoció a un jerarca nazi entablando una cierta amistad que evitó que Rosette Gallizio tuviera un trágico destino.

En la Argentina
El restablecimiento de los servicios aéreos en el mundo facilitó el viaje de estos inmigrantes a nuestro país.
Don Quinto ya había evaluado la compra de un hotel en otros lugares, como Azul y Olavarría entre otros.
Finalmente compra en Tres Arroyos, trabajando con sus hijos.
En determinado momento se resuelve trasladarse a la ciudad de General Pico, en La Pampa, siempre sosteniendo el rubro gastronómico y hotelero.

Aldo, sin embargo, resuelve retornar a nuestra ciudad y se desenvuelve en el Hotel Plaza, donde permanece durante 20 años.
Convocado, colabora estrechamente con la familia Larsen en la puesta en marcha del Parque Hotel. (foto)
Allí organiza el comedor dándole un toque de distinción en función de la experiencia internacional con que contaba.
También trabajó en Necochea y desechó ofrecimientos para hacerlo en Mar del Plata y San Carlos de Bariloche.
Como cierre del relato de sus vivencias, Negro dijo que en 1947 cuando resuelve instalarse aquí “no me equivoqué; este es un país maravilloso”.

Por su parte su hija lo recuerda como “un ser admirable a pesar de las circunstancias difíciles que tuvo que atravesar, un trabajador y luchador incansable, siempre dispuesto a dar lo mejor de sí, una persona sabia en todos los sentidos.”