SAOCOM 1B: la Argentina lanzará en marzo un satélite especial para ayudar al campo

21 febrero, 2020

SAOCOM 1B: la Argentina lanzará en marzo un satélite especial para ayudar al campo

El satélite argentino SAOCOM 1B, que comenzó a ensamblarse en 2015, ya está listo para ser puesto en órbita. Fue diseñado para ayudar con la producción agrícola, ya que podrá medir la humedad de los suelos y alertar sobre posibles inundaciones, además de obtener información sobre la superficie terrestre a cualquier hora del día y con cualquier clima.

La información brindada por la Misión SAOCOM permitirá que los productores sepan cuál es el mejor momento para la siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol. Del mismo modo, podrá ayudar a determinar cuáles son los productos químicos para tratar enfermedades en los cultivos. El pronóstico de las inundaciones, asimismo, ayudará a prevenir y a evitar que las catástrofes naturales terminen siendo también económicas.
Este satélite y el satélite SAOCOM 1A forman la Misión SAOCOM, y fueron desarrollados y fabricados en el país por la CONAE junto con la empresa INVAP, contratista principal del proyecto, la firma pública VENG, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Laboratorio GEMA de la UNLP, entre otras 80 empresas de tecnología. También participó la Agencia Espacial Italiana (ASI).
El satélite será trasladado desde las instalaciones de INVAP/CEATSA, en San Carlos de Bariloche, en un convoy de camiones que trasportará 42 toneladas de equipo. Luego se cargarán en el avión Antonov AN 124, desde donde partirán a Cabo Cañaveral, en las instalaciones de la empresa SpaceX. El lanzamiento está previsto para el 30 de marzo.
“El desarrollo de toda la misión fue un desafío muy importante para la Argentina, porque no teníamos conocimientos previos sobre la tecnología para la construcción y puesta a punto de satélites de este tipo. Dominar la tecnología de observación con radar es un gran avance que nos da independencia y soberanía tecnológica”, dijo Laura Frulla, investigadora principal del proyecto.